lunes, 11 de mayo de 2009

"Percápita": 

Aplastante oficina 


PEDRO LABRA HERRERA

Aunque no cabalmente logrado, "Percápita" destaca por ser un esfuerzo creativo elaborado con profesionalismo por un director de dedicada trayectoria, Cristián Marambio (que debuta aquí, además en la escritura), liderando un elenco de actores fogueados, todos de edad mediana. De modo que su propuesta -que da una mirada cruel y muy crítica al aplastante y deshumanizado mundo del trabajo en el actual sistema mercantilista, reflejo a su vez del chileno asalariado de hoy- se puede seguir con vivo interés.

Mediante una serie de escenas yuxtapuestas, el fragmentado relato retrata la dinámica interna de una empresa y su estratificado personal. Se centra en un gerente de nivel menor y su secretaria que, mientras trabajan horas extras, sufren un violento asalto por parte de un delincuente solitario.

Con un aire de ácida ironía por su absurdidad y extrañeza, salta de uno a otro personaje para trazar sus distorsionadas relaciones marcadas por la competencia con el otro y la hostilidad mutua, el abuso de poder y la fingida obsecuencia, la frustración, el pánico al despido y la sensación de ser apenas un tornillo desechable en una maquinaria enorme.

Está claro que el texto, estructurado mayormente en extensos monólogos, se dejó influir por las obras germanas contemporáneas llamadas "corporativas" (como "Push up", de Roland Schimmelpfennig). Lo que no tendría relevancia si no fuera porque es un estilo en el que Marambio recién incursiona como dramaturgo y director. De ahí que al resultado, que dura 100 minutos, le falte novedad y agudeza por largos tramos; peor aún, varias de sus escenas se estiran forzadamente, y más de algún personaje parece inconexo o por completo excluible.

Teatro Antonio Acevedo Hernández. De jueves a sábado a las 21. General $ 4.000, estudiantes y 3ª edad $ 2.000.


sábado, 9 de mayo de 2009

PERCÁPITA

Una obra sobre lo violento que resulta dejar la vida por una empresa que no es la tuya. Un retrato de la fauna de oficina donde todos tratan de sobrevivir, rezando para capear la crisis, mientras hacen la pega de los despedidos con una carita feliz. Una obra con momentos de risa explosiva recomendable para cualquiera, incluidos quienes no van al teatro ni trabajan encerrados en un cubículo. 

Por Isidora Tupper

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El escenario, una fría oficina santiaguina donde 
Don Walter, el dueño de la empresa, es como Dios. Un personaje que tiene todo el control pero al que nunca vemos. Porque en Percápitalos que sí figuran, son los accesorios útiles de los jefes. Desde su esposa hasta el señor que limpia los baños. Toda la infelicidad de los engranajes laborales, coladita debajo de un crudo humor negro. La historia de nuestra clase media.

La obra está armada de fragmentos que no siguen una estructura muy lineal. Monólogos a público se intercalan con las escenas propias de la oficina, y con las del megaevento que desata la acción principal: Un asalto que pilla a dos abnegados trabajadores haciendo horas extras. Este es el pie para que, de a poco, la obra se vaya poniendo cada vez más violenta. Tan violenta como el concepto de dar la vida por la empresa. 

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Una oficina vista desde una cámara fija. 
Percápita podría ser cómo la teatralización hardcore de Camera café. Pero aparte de la cámara fija, que resulta por estar sentado viendo el mismo plano todo el tiempo, la obra se parece más a un programa del Nat Geo: Vemos a toda la fauna de la empresa interactuando, tratando de sobrevivir en aquel ambiente, peleando para conseguir el ascenso o poniendo en riesgo la vida para ser el mejor evaluado.

Percápita construye un retrato local de un drama cotidiano. De que tu vida se trate de despertarse en la mañana y saber que aunque no quieras, vas a tener que compartir el aire de 9:00 a 18:00 con personas que poco soportas. Rogando para callado no tener que hacer horas extras. Rezando para no ser uno de los devorados por la crisis y perder la pega. Dando gracias por terminar haciendo el trabajo de los que fueron despedidos, además de la tuya. De odiar tu vida y sonreírle a tus superiores. Todo eso (¡y más!) cruzado por el dilema moral de morir o no defendiendo plata ajena, cuando un encapuchado con pistola irrumpe en el escenario. 

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En 
Percápita te ríes porque lo que se ve en escena resulta demasiado familiar. Incluso si uno practica el freelanceo, querámoslo o no, solemos estar bajo condiciones similares. Y aunque los personajes son personas comunes y corrientes, el texto y las actuaciones se encargan de hacerlos únicos.

En 
Percápita se trata de dar una explicación a la poca productividad de los trabajadores chilenos respecto a la cantidad de horas que trabajaban. Los ejecutivos, las secretarias y el personal de aseo de la obra ponen en duda que nuestra larga faja de tierra neoliberal sea un estupendo lugar para crecer, preguntándose a qué hora viven la vida que quieren vivir.

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Percápita es el primer texto de Cristian Marambio y el segundo montaje con su Compañía La Ruda Teatro. El resultado es una obra llena de diálogos memorables y momentos de risa explosiva, como la canción a dúo de J.Lo yMarc Anthony usada a modo de tortura, o la escena entre la secretaria de finanzas y su mejor amiga la planta. Y aunque tiene un pequeño guiño autorreferente al oficio de actor/actriz, se justifica plenamente por la manera en que se va armando la trama de la oficina en crisis. Una obra recomendable para ir con cualquier persona, vaya seguido al teatro o no. Trabaje en una oficina o no.

Percápita

Hasta el 30 de Mayo 
Duración: 1 hora 30 minutos aproximadamente

Dramaturgia y dirección: Cristian Marambio 
Elenco: Paola Lattus; Guilherme Sepúlveda; Carlos Díaz; Paulo Meza; Claudia Vergara; Ángela Ramírez; Paula Calderón; Gonzalo Durán; Camilo Reyes 
Diseño integral: Rocío Hernández 
Creación Musical: Guillermo Eisner 

Jueves; Viernes y Sábado a las 21:00 hrs 

Sala de Teatro Antonio Acevedo Hernández 
Ernesto Pinto Lagarrigue 180 

Entrada General: $4000 
Entrada estudiantes o 3ª edad: $2000

Teléfono reserva: 7779825 

martes, 5 de mayo de 2009

www.192.cl (Por Sofía Frost)

Percapita de Cristián Marambio

Por MDH — 5 May 2009

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“Percapita” es el nombre del último trabajo de Cristián Marambio, junto a la compañíaLa Ruda Teatro. Este montaje, escrito y dirigido por Marambio, busca reflexionar con respecto al trabajo, al ámbito laboral y las asimetrías en la remuneración.

La acción transcurre de manera no lineal en una oficina cualquiera, con mandos medios angustiados por su supervivencia, secretarias uniformadas que buscan individualizarse a pesar de lo homogéneo de su vestir y una cúpula de poder invisible y omnipotente que se aprovecha de las anomalías de la estructura que los beneficia con las asimetrías en la distribución.

La anécdota principal es simple: un día cualquiera, una secretaria y un gerente de segunda categoría se quedan haciendo horas extra. Desafortunadamente llega un asaltante de pasamontaña, tatuajes y pistola y les exige la llave y la combinación de la caja fuerte. El gerente de segunda se niega a entregar la información porque lo suyo es defender con su vida el dinero de la empresa. La secretaria, que es más sensata, se opone a esto y trata de convencerlo para que colabore con el asaltante.

Todo lo anterior contado a saltos, con fundidos a negro y secuencias intercaladas relativas a la vida en la empresa, la dinámica entre los empleados de distintas categorías (casi como las castas hindúes), los abusos de poder, la falta de motivación en la vida, la docilización de los cuerpos y, sobre todo, el sueldo.

Es por eso que el título “Percapita” es el primer detalle de humor negro y triste ironía que que esperan al espectador en este montaje. Per capita, por cabeza, absurdo promedio ciego a la desviación estándar, a las diferencias que las jerarquías de clase y raza perpetúan en el ámbito laboral, dónde la meritocracia no es más que un concepto de marketing.

De paso, Marambio reflexiona sobre el medio actoral, con un segmento que no sé bien si calificar de cuña flurry o leit motiv: Un monólogo protagonizado por un egresado de teatro disfrazado de gato recién despedido de la agencia de animación de cumpleaños. Le cuenta al público sobre los actores de la tele y los de las tablas, sobre el fondart, sobre la vocación y el trabajo, mientras se hace cariño –muy onanísticamente- en su cola de gato.

Si bien el tema es contingente y el texto cuenta con diálogos bastante inteligentes, el resultado final es una puesta es escena con media hora de sobra y un poco de sabor a vainilla, sin ninguna actuación destacable y momentos de absurdo innecesario que, sin embargo, no le restan el mérito a la propuesta central del montaje. En un país donde los acuerdos contractuales prohíben hablar del monto del ingreso (a riesgo de ser causal de despido la violación de ese punto), se hace necesaria una obra que cuestione las asimetrías que dichas cláusulas buscan preservar.

Datos Duros

Desde el 16 de Abril al 30 de Mayo.

Jueves a Sábado 21.00 horas.

Reservas: 7779825.

Teatro Antonio Acevedo Hernández.

Ernesto Pinto Lagarrigue #180.

Página de La Ruda Teatro

percapita